Cuando estás embarazada de tu primer hijo no tienes ni idea
de lo que viene encima, vives en una realidad paralela, de descanso, de
despreocupaciones y de inversión del tiempo en ver películas, ver libros o
pasar horas con internet.
Tres años y 7 meses después, me siento delante del ordenador
para relatar el parto de Lucas. A la inversa de como debería ser, pues antes he
escrito el de Hugo. Pero me parece un recuerdo tan bonito, que quiero tenerlo
para nosotros. Será más objetivo y con menos componente emocional, pero tú,
chiquitín, ahora “mi pequeño monstruo de colores”, nos abriste los ojos a un
mundo, a una vida completamente diferente, nos quitaste el egoísmo de un
plumazo y cambiaste el orden de nuestras prioridades completamente, dándonos
una sacudida emocional brutal.
Gracias Lucas.
31/01/2014. Ese viernes,
estando de 39 semanas, cuando a Dani tenían que ratificarle que seguía otro año
trabajando en el hospital, a las 9 de la mañana recibe una llamada de Recursos
Humanos, le informan que no seguirá trabajando en ese hospital, ese contrato se
ha acabado. Él se echa a dormir exhausto y yo me voy a ver a mi padre a la
finca, quien me tranquiliza. Estaba en un bucle de pensamientos catastrofistas…pobre
criatura, sus padres desempleados y él de camino, con lo poco que queda,¿ y si
no podemos darle lo que necesita?¿ conseguiremos hacerle feliz? Mi padre, un
hombre sabio, me tranquilizó y me dio aliento.
Sobre las 14.00 de la tarde que se levanta Dani, yo me
encuentro mal y me tomo un paracetamol. Media hora después tengo que hacer
varios paseos al aseo porque parece que se me escapa el pis…al final, deducimos
que he roto la bolsa, porque eso que sale por las piernas no es orina. Yo
pensaba que iba a ser como en las películas… pues no. Tranquilamente me ducho,
nos preparamos y observamos, según las directrices de la matrona si es
transparente no hay que correr al hospital.
Yo me encontraba ya mejor, sin dolores, sí con dolor de
cabeza del disgusto del trabajo, pero no me notaba especialmente mal. Informamos
a nuestros familiares directos y decidimos marchar al hospital a que nos
exploren, pero con idea de que nos darían el alta. Llegamos al hospital de
Getafe sobre las 19.45. Después de una hora en monitores, nos informan de que
efectivamente hay una fisura en la bolsa, me tienen que dejar ingresada y si a
las 9.00 de la mañana no me había puesto de parto por mí misma, comenzarían a
inducirlo.
Me encuentro fenomenal, con un subidón de adrenalina…¡¡ya
viene Lucas!! A las 20.50 me ponen la pulsera de ingreso, y cuando nos dan
habitación informamos a nuestros padres. En breve se plantan allí los abuelos,
mi madre y mi suegro, con sendos libros y dispuestos a pasar la noche allí con
nosotros. La enfermera de planta nos
informa de que ya han pasado las cenas..y a mí me empieza a entrar un agobio y
un hambre…La cafetería ya está cerrada,así que a las 22.30 decidimos escaparnos
al Mcdonalds.
La enfermera desde el control, parece que nos leyó los pensamientos,
nos indica que no se nos ocurrirá ir al burguer y nosotros –mentimos, sí
mentimos- decimos que solamente vamos a caminar un rato. A las 23.30, según estábamos acabando de
cenar, empiezan las contracciones fuertes, yo le hago una seña ( pisotón y
mirada asesina a mi marido que se estaba deleitando con las patatas fritas) de
que esto empezaba a ser molesto. Ahí empiezo con fuertes contracciones seguidas
cada 5 minutos. Disimulando, llevamos a los abuelos a sus coches y les
indicamos que iremos informándoles. Según subíamos por la rampa de urgencias,
me dan otro par de contracciones que me hacen ver las estrellas.
Llegamos a la
habitación y me desvisto, por aquello de no dar tanto el cante. A las 24.00
llamamos y nos bajan a dilatación. Al explorarme, me indican que estoy de 6 y
que para ser primeriza estoy dilatando muy rápido. Media hora después tras
varios pinchazos me ponen la epidural… Ya no me dejan beber nada y paso el
resto de la dilatación con unas ganas locas de beber agua. A la 1.30 ya no
siento nada, y apagamos la luz para dormir, el matrón comenta que cómo me voy a
dormir que estaba de parto, pero estaba agotada después de un día tan tenso.
A
las 4.46 estoy dilatada completa. No encuentro postura cómoda y es que las
malditas cinchas que monitorizan al bebé me están matando. El matrón (con un
tatuaje que ponía “el amor nos hará libres” que le encantó a Dani), cada vez
que venía a explorarnos, veía que estaba todo bien y se permitía decir que
volvería en unas dos horas….DOS HORAS??? Le decía yo a mi chico, que no sabía
dónde meterse. A las 06.40, Dani ve la cabeza de Lucas, es hora de empezar los
pujos. Los qué? No tenía ni idea de hacerlos…hasta las 8.00 que llega el cambio
de turno y una matrona, llamada Celia, se sienta conmigo y empieza a ayudarme a
realizarlos. A las 8.49 nos informan que Lucas se encuentra en tercer plano y
nos llevan a paritorio.
A partir de aquí yo estoy con un subidón, nada me duele
y he recuperado fuerzas para empujar o bailar una sardana, ya viene el
pequeñín. A las 9.20 nace Lucas, con 47cms y 2.800kgs. A esa hora también
nacemos nosotros, como padres, como familia.